jueves, 2 de junio de 2011

Puritanos-Liberales

                                          HISTORIA

El siglo XIX no conoció la distinción entre izquierdas y derechas, pero se vio desgarrado por la diferencia no menos cainita entre moderados y exaltados. Esta última es una discriminación que tiene muy poco que ver con las ideas profesadas, se refiere a su radicalización y a las diversas estrategias para hacerlas valer en la práctica. Esto fue así porque desde Waterloo hasta la Gran Guerra, ninguna teoría política arraigó con tanta fuerza como el liberalismo. Todos los europeos con formación política coincidían en las nociones básicas de ciudadanía, tolerancia religiosa, sufragio, parlamentarismo, etc. Pero diferían en su alcance y oportunidad. El Estado español contemporáneo se creó sobre las ideas de libertad política y de igualdad civil.
Sin embargo el liberalismo estaba muy lejos de ser una teoría política homogénea. En la España del siglo XIX coexistieron y combatieron entre sí dos tradiciones muy diferentes: la "vieja política" estaba representada por la primera generación de liberales españoles: los doceañistas, que provenían de una tradición especulativa y racionalista, tendente a la construcción de utopías. Habían formulado sus teorías traduciendo sistemas filosóficos y, en oposición al absolutismo, no se habían enfrentado a la realidad práctica del poder. Cuando lo hicieron durante el Trienio, lograron que en poco tiempo el pueblo español les diera la espalda por su radicalismo dogmático. Su modelo era la "Gran Revolución Francesa" de 1789 y su dogma político, la "soberanía popular". La "nueva política" estaba representada por los ideales de una generación surgida a mediados de los años treinta, cuando la muerte de Fernando VII abrió definitivamente el paso de un régimen absolutista a un régimen constitucional. Era la generación romántica, que no había conocido el exilio ni la persecución, y que por lo tanto tenía menos agravios y resentimientos acumulados. Frente al liberalismo demoledor de los doceañistas, ellos fueron los encargados de construir un liberalismo conservador. Un liberalismo de base empirista y pragmática, no especulativo ni sistemático, basado en la interpretación de la tradición y de las instituciones que habían crecido históricamente. Eran luchadores de doble frente, su objetivo era evitar que el nuevo gobierno representativo que nacía en medio de una guerra civil contra el absolutismo, derivara en anarquía o en tiranía, eran hombres del "justo medio".

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